El enigma sin fin Salvador Dalí (español, 1904-1989) |
Las adivinanzas ayudan a manejar la complejidad de las
cosas. También son una herramienta
pedagógica para la relación entre personas.
Por lo general, se han transmitido en forma oral, en encuentros
familiares. Otras ocasiones propicias
fueron los momentos de conversación después de un día de cosecha, o cuando la
gente se refugiaba alrededor de un fogón en los días fríos o tormentosos. Se conocen algunas prácticas en los
velatorios de difuntos.
La adivinanza como texto está escrita en verso, y encierra
una descripción o caracterización de un objeto o persona envuelta en una
expresión problemática a la que el interlocutor debe dar respuesta.
Esta figura nos muestra la riqueza de la realidad y la
infinidad de vinculaciones que hay entre las personas y las cosas. Poder disfrutarlas y aprender de ellas es
parte de la sabiduría de la vida presente.
El nombre “adivinanza” nos relaciona con lo divino, pues se cree que el
poder para resolver los enigmas es un don otorgado por los dioses.
Miguel de Cervantes Saavedra (español, 1547-1616), en La Galatea, la define de esta manera:
"Es muy oscura y
es clara,
tiene mil
contrariedades,
encúbrenos las
verdades,
y al cabo nos las
declara.
Nace a veces de
donaire,
otras de altas
fantasías,
y suele engendrar
porfías
aunque trate cosas de
aire.
Sabe su nombre
cualquiera,
hasta los niños
pequeños:
son muchas y tienen
dueño
de diferente manera.
No hay vieja que no
se abrace
con una de esas
señoras:
son de gusto algunas
horas,
cuál cansa, cuál
satisface.
Sabios hay que se
desvelan
por sacarles los
sentidos,
y algunos quedan
corridos
cuanto más sobre ello
velan.
Cuál es necia, cuál
curiosa,
cuál fácil, cuál
intrincada,
pero sea o no sea
nada,
decidme qué es cosa y
cosa"
Miguel de Cervantes |
Los actuales estudios dicen que las adivinanzas reflejan
estructuras arcaicas de pensamiento y a la vez una prolongada y compleja
elaboración tradicional. No podemos
olvidar que las adivinanzas constituyen un juego lingüístico del que no
está ausente la inteligencia y que se puede relacionar con
la poesía lírica más antigua, pues como indica Johan Huizinga (holandés, 1872-1945): "Toda poesía
antigua es al mismo tiempo culto, diversión, festival, juego de sociedad,
proeza artística, prueba o enigma y enseñanza, persuasión,
encantamiento, adivinación, profecía y competición" .
Algunos ejemplos.
La falsa adivinanza es la que contiene la respuesta en el
enunciado.
Blanca por dentro,
verde por fuera,
si quieres saber mi nombre
espera.
(La pera).
Soy santa y no voy a misa,
soy redonda y colorada
y llevo conmigo el
día.
(La sandia).
Otra modalidades de falsa adivinanza son las que comienzan
con una pregunta:
¿Qué le dice el
chorizo a la sartén?
Morena, me tienes
frito.
¿Cuál es el colmo de
los colmos?
Que un mudo le diga a
un sordo que un ciego lo está mirando.
Hay adivinanzas que son clásicas.
Me raspan el pupo
Y me muero de gusto.
(La guitarra).
Palito liso,
Cuando te veo
Me atemorizo.
(La víbora).
Pelo con pelo se
juntan
Y el pelado queda
adentro.
(El ojo).
Unos dicen que soy
lento,
otros, más fugaz que
el viento,
que borro las penas
o las doy a manos
llenas.
(El tiempo).
En el campo me crié
cubierta de verdes
lazos,
la que llorará por mí
es la que me hará
pedazos.
(La cebolla).
Para algunas cosas hay más de una adivinanza.
Fui al huerto
y antes de entrar,
ya estaba dentro.
Cuando me siento, me
estiro,
cuando me paro, me
encojo;
entro al fuego y no me
quemo,
entro al agua y no me
mojo.
(La sombra).
Los casos difíciles.
Por temática o por formulación, ciertas adivinanzas nos
invitan a un pensamiento más profundo de la realidad, sea por que se toquen
asuntos primordiales, sea porque las comparaciones que se usan tienen muchos
sentidos posibles.
Qué es más grande que
Dios,
más maléfico que el
Diablo,
los pobres lo tienen,
los ricos lo
necesitan,
y si lo comes morirás.
(Nada).
Vence al tigre y al
león,
vence al toro más
bravío.
Vence a señores y
reyes,
y a todos deja
vencidos.
(El sueño).
Muchas de las adivinanzas más sutiles se basan en paradojas,
como en el siguiente ejemplo.
A pesar de tener patas
yo no me puedo mover.
Llevo la comida a
cuestas
y no la puedo comer.
(La mesa).
En algunos casos de adivinanzas los textos se alargan en
descripciones y relaciones, mostrando que la resolución de un enigma semejante
es muy valiosa para entender el complejo mundo de las personas y las cosas.
"¿Quién es quien
pierde el color
donde se suele avivar,
y luego torna a cobrar
otro más vivo y mejor?
Es pardo en su
nacimiento,
y después negro
atezado,
y al cabo, tan
colorado,
que su vista da
contento.
No guarda fueros ni
leyes,
tiene amistad con las
llamas,
visita a tiempo las
camas
de señores y de reyes.
Muerto, se llama
varón,
y vivo, hembra se
nombra;
tiene el aspecto de
sombra;
de fuego la
condición".
(El carbón).
Yo soy una prisionera
Que está siempre en la
prisión;
Solo de mi habitación
Saco medio cuerpo
afuera.
Soy pesada, soy
ligera,
Árbitro de todo soy;
Y así, atada como
estoy
Y tan bien encadenada,
Hiero como una espada
Y muchos disgustos
doy.
(La lengua).
Los pueblos enseñan, en sus cuentos y tradiciones, a
resolver enigmas. En los relatos
tradicionales, la adivinanza ha llegado a ser la protagonista. El siguiente ejemplo está tomado de “Cuentos
Folklóricos de la Argentina”; Introducción, clasificación y notas por
Susana Chertudi. Instituto Nacional de
Antropología. Buenos Aires, 1964.
TOME, MI REY, ESTE VINO…
Cierto rey tenía encerrado al
marido de una señora; ésta se presentó ante su soberano para implorar el perdón
de su esposo, pero el rey contestó a las súplicas de la mujer en la forma
siguiente:
-Si me
traes una adivinanza que yo no pueda resolver, tendrás a tu marido en libertad.
Toda
llorosa, la mujer se marchó pensando en el modo de encontrar la adivinanza que
su rey no pudiese encontrar satisfactoriamente la respuesta.
Después de
varios días, se presenta nuevamente en el palacio del rey y pide ser llevada
a presencia de éste. Cuando fue introducida a las cámaras del
soberano, díjole la siguiente adivinanza:
Tome, mi rey, este
vino,
Pájaro trajo a su
nido;
La madre traigo en
las manos
Y en el que vengo no
es nacido.
Respuesta.
Cuando el
rey propuso a la señora trajese la adivinanza, ésta se volvió tristemente,
pensando, o mejor dicho, recordando, todas las adivinanzas que ella supo en su
juventud, pero las que le venían a su memoria no le satisfacían. Marchaba por el camino, cabalgando en una
yegua preñada, pero la desgracia llega, muriéndose el animal; la mujer por no
perder todo, resuelve partir la panza al animal, y sacar el hijo. Así lo hace, separando además el cuero para
sacarle alguna utilidad.
Una vez
llegada a su casa, ve en un árbol cercano a ésta, un nido con varios pichones
dentro y a la madre que traía en su pico granos de uva como alimento de su
prole; al ser picados estos granos, caía el jugo al suelo. La señora colocó una taza debajo para
recogerlo; después hizo vino con él.
Fijándose
en todo lo que había sucedido, nuestra señora creyó haber encontrado lo que
tanto buscaba, y formó la
adivinanza. El vino
que ofrecía al rey era el traído por los pájaros al nido; la madre que traía en
las manos, eran las riendas hechas con el cuero de la yegua muerta, madre del
potrillo, en el cual montaba, que no era nacido, pues había sido sacado antes
de tiempo.
En vano se
esforzó el rey por solucionar tal adivinanza, teniendo que dar libertad al
marido de la señora del cuento.
Informante: Crecencia A. de Lucero, 48 años. Fortuna (San Luis).
Recolector: maestro Teótimo Centeno, Esc. Nº 11. Año 1921.
Preludio a una Civilización Victor Brauner (Rumano, 1903-1966) |
La
adivinanza de la invitación.
Hace
un momento un reloj de pared que tengo colgado en mi salón dio 13 campanadas.
¿Qué hora dirían que puede ser en este momento?
Respuesta:
Hora de
llevarlo a arreglar, ya que como mucho puede dar 12.