Diariamente,
ellos llamaban al "tonto del pueblo" al bar donde se reunían y le
ofrecían escoger entre dos monedas:
-
Una grande de 400 reales y... otra pequeña, de 2.000 reales.
Él
siempre escogía la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para
todos. Cierto día, alguien que observaba al grupo le llamó aparte y le preguntó
si todavía no había percibido que la moneda más grande valía menos.
-
"Lo sé", respondió, "no soy tan bobo. La grande vale cinco veces
menos, pero el día que escoja la otra, el juego se acaba y no voy a ganar más
dinero."
El
hombre en lo público
En
las colecciones de espiritualidad cristiana aparece un pequeño conjunto de
obras firmadas con el seudónimo El Idiota.
En este grupo están por ejemplo Contemplaciones
sobre el Amor Divino y también Oculus
Mistico. Varios siglos después se descubrió que quien había plasmado estas
obras se llamaba Raymundo Jordano, monje francés de la orden de San Agustín que
vivió en la segunda mitad del siglo XIV. El escritor en cuestión empleó su
seudónimo para denotar que él era una persona sin importancia, un hombre
sencillo. Escribió en latín y no ha sido traducido a ningún idioma hasta el día
de hoy.
En
nuestro tiempo la palabra idiota es
un calificativo que encierra mucho desprecio. Basta con mirar algunos de los
numerosos sinónimos que tiene: bobo, tonto, estúpido, imbécil, retrasado,
anormal. Los burladores del cuento lo aplican en este sentido.
La
palabra idiota proviene de un término
griego usado para referirse a aquel que no se ocupaba de los asuntos públicos,
si no sólo de sus intereses privados. La raíz idio significa propio y
es la misma que está en la palabra idioma
o en idiosincrasia. Si un hombre
carecía de recursos para dialogar y discutir con libertad sobre política en el
sitio público, se dedicaba a sus asuntos propios. El matiz consiste en que lo
propio se distinguía de lo común, es decir, de lo comunitario, el bien público,
la política, pero no suponía una enfermedad mental ni el servicio a un
particular o esclavitud, sino la dedicación a actividades productivas,
artesanales y tal vez artísticas. Este hombre se veía así privado de intervenir
en la cosa pública, en la política. Algo que posiblemente fuese voluntario, por
necesidad económica.
En
el cuento, el idiota ha sido llevado a ocuparse del asunto propio y los
burladores lo dejan fuera del asunto público, de la comunidad, del bien común.
Esto es lo que sucede en las sociedades contemporáneas, que han sido expulsadas
de la vida pública, tratadas como bobas, arrojadas a tener que ganar el pan de
la sobrevivencia, a costa de pasar por retrasadas.
Es
oportuno mencionar el urgente mensaje de Jesús de Nazaret (Evangelio según San Mateo 5,22-24):
"yo les digo que todo aquel
que se irrita contra su hermano, será condenado por el tribunal. Y todo aquel
que lo insulta, será castigado por el Sanedrín. Y el que lo maldice, será
condenado a la Gehena de fuego. Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el
altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu
ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces
vuelve a presentar tu ofrenda."
Es una expresión
potente, casi apocalíptica, para conmover el corazón de los discípulos y de los
seres humanos en general. El hermano es sagrado, por encima del culto a Dios,
una actividad central que se daba en aquellos tiempos.
Tres palabras gentiles de un tonto Paul Klee (suizo,1879-1940) |